Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Todos los líderes de los partidos de oposición en Veracruz tienen algo de qué presumir después de la elección del 1 de junio. Todos entregaron buenas cuentas incluso los del PRI, PT y PVEM, partidos que estaban condenados a la extinción; el primero por devaluado e impopular y los dos restantes porque competir en solitario no es lo suyo.
Luis Carbonell de la Hoz líder de Movimiento Ciudadano tiene para presumir que su partido dio el campanazo al ganar 41 alcaldías y convertirse en la segunda fuerza política de la entidad. Con 34 alcaldías ganadas, Federico Salomón líder del PAN, logró que su partido obtuviera 22 ayuntamientos más que en el proceso electoral del 2022.
En la parte baja de la tabla el PT sorprendió a todos, incluso a Vicente Aguilar su dirigente estatal, al obtener 28 alcaldías. Adolfo Ramírez Arana líder del PRI, era uno de los hombres más felices de Veracruz la madrugada del 2 de junio al enterarse que su partido había obtenido 23 municipios, cuando los vaticinios más optimistas le daban seis o siete. Lo mismo sucedió con Edgar Herrera Lendechy cuyo partido el PVEM logró el triunfo en 13 ayuntamientos.
¿Y qué con Esteban Ramírez Zepeta el líder de Morena? Pues que ni pintó ni dio color y su partido fue el gran derrotado y la gran decepción.
No deja de ser una cruel paradoja que el partido en el poder, el más dominante, el de más billete y el que recibió todo el apoyo del estado, apenas pudo ganar 11 alcaldías en solitario. Un resultado vergonzoso cuando en las elecciones de hace cuatro años arrasó (también en solitario) al obtener 129 alcaldías. 118 más que el 1 de junio pasado.
Si el guinda sigue siendo la primera fuerza política en Veracruz, es gracias al PVEM con el que fue en coalición en algunos municipios y ganaron en 60. De lo contrario la paliza hubiera sido épica.
Mañana sábado en el hotel Emporio del puerto de Veracruz, tendrán su Consejo Extraordinario y será muy interesante saber qué les dirá Esteban; con qué sandeces le saldrá a la gobernadora, a la cúpula y sobre todo a la militancia, para justificar la peor derrota de Morena en Veracruz en sus 13 años de existencia.
Gracias a los duros de su partido el tipo llegará a un Consejo a modo (para él) donde no se permitirían celulares, cámaras de video o aparatos de audio y tampoco la disidencia. “Nada de decirnos nuestras verdades, compañeros; nada de aventarnos de sillazos, nada de dar el mal ejemplo. Recuerden que estará presente la señora gobernadora”.
Dos serán los oradores, la gobernadora Nahle y el propio Esteban que no permitirá el derecho de réplica. Es decir, hablará, le aplaudirán sus invitados y listo. Aunque no se descarta que se arme la zacapela.
“¿Y la autocrítica que debemos hacernos porque andamos muy pasaditos de soberbia? ¿Y la disculpa que le debemos al PT y al PVEM porque los tratamos con la punta del pie?”, se preguntó un militante.
Eso quedará para después.
¿Presentará Ramírez Zepeta su renuncia a la dirigencia estatal? No hombre, qué va. El tipo será muchas cosas pero no tarugo. Predecible como es se victimizará y buscará culpables que de esos sobran (es que nos dejaron un tiradero, es que cómo estuvo jode y jode Manuel Huerta, es que esto, es que lo otro), pero aceptar su responsabilidad en la debacle de Morena, jamás.
El problema es que se acercan las elecciones del 2027, el problema es que ya no está Andrés Manuel, el problema es que ya no hay dinero como antes, el problema es que los apoyos sociales ya no son el mágico gancho como lo fueron con el tabasqueño, el problema es que cada vez más veracruzanos manifiestan su hartazgo por Morena, y nada de esto quieren ver en la dirigencia nacional donde siguen obnubilados por la soberbia.
“Están viendo la procesión y no se hincan”, diría mi inolvidable abuela Beta.
bernardogup@hotmail.com