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sábado, 6 de agosto de 2022

Un tratado nuevo para la mujer



Se comenta de un doctor famoso “Ramírez Rico” que cada vez que asistía a sus pacientes, a la hora del parto les decía: “ya mero”, “ya viene” “ya está”, “es una mujer”, a lo que inmediatamente de su voz salía un canto: “mujer tenías que ser tra la la, tra la la, es mujer ¡Muchas felicidades!”

Lamentablemente existen seres no bien nacidos que atentan contra las mujeres. La violencia contra éstas es una violación de derechos humanos, y un problema de salud pública que afecta a todos los niveles de la sociedad en todas las partes del mundo. Desde niñas hasta mujeres mayores, una de cada tres es golpeada, forzada a tener relaciones sexuales, o abusada de otra manera en su vida. Estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que la violencia por parte de una pareja íntima es la forma más común de violencia contra mujeres en el mundo.

Esta violencia contra las mujeres causa consecuencias graves para la salud y el bienestar de las mujeres. Estudios también han documentado una asociación entre violencia contra las mujeres y una serie de problemas de salud física y mental. Algunos comportamientos de alto riesgo son más frecuentes entre las víctimas de violencia de pareja y violencia sexual.

Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres (35%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. La condición de la mujer sigue siendo discriminada, su influencia queda vinculada a su función más sublime: la maternidad. En el seno de la sociedad la mujer ocupa un lugar preponderante no solo porque estadísticamente son mayoría, sino por el sentido de responsabilidad, profesionalismo y calidez que las distingue en cualquier ámbito.

Es necesario “un tratado de la mujer” en la conciencia de cada ser humano, especialmente en el hombre, que haga cesar la violencia efectiva para que se establezcan relaciones de respeto e igualdad de derechos a la dignidad de la mujer, en ocasiones y en forma reiterada se habla de esta falsa igualdad de quien es el corazón de la familia. Pero hay que afirmar la igualdad fundamental de los dos sexos, afirmando que es verdad que la mujer se realiza siendo esposa y madre.

La severidad del hombre para con la mujer es el principio de la necesidad que tiene de ella, “su necesidad” ya lo dice el sabio: “Hallar una mujer es hallar la felicidad”. En ella se encuentra un apoyo solido; sé que la belleza no basta, es incluso peligrosa cuando es usada con astucia para ciertos fines, no habría que limitar estos cuadros, sino destacar su inteligencia, valentía, prudencia y pureza que hacen de ella una excelencia, ¿qué decir del servicio y la entrega?

Aunado a lo anterior una simpatía, gracia natural con que es dotada se encierra en ella, esa sencillez que invade por doquier que pasa, ya sea que estudie, trabaje, chica o grande, lo importante es que es un privilegio contar con ella, el trato agradabilísimo que solo ellas saben poner, un toque agudo que en lo más mínimo al amor en cada conversación nunca falta.

La mujer excepcional se adapta a todo y a todos porque posee una gracia especial para atraer a los hijos, los nietos y qué decir del esposo que en familia se pasa horas felices a su lado. Mucho se ha repetido que “los ojos son la ventana el alma”, por eso hay tantas clases de miradas: miradas de amor, de odio; miradas de tristeza o de alegría, de ternura o de frialdad, de dulzura, o de dureza; miradas castas o provocativas, candorosas o llenas de malicia… Mujer, ¿cómo es tu mirada? Tal vez eso que no podemos explicar se halla en lo más íntimo de tu ser, pero se trasparenta a través de tu mirada diáfana y purísima. Cualquiera que sea esa mirada no dejarás de ser mujer con los privilegios y dotes que se te fueron concedidos.

Cada mujer es única en el mundo, así como las hojas de los árboles. La interioridad de cada una de ellas se encuentra colocada en una serie de gradualidad, en una escala de “entes” o seres individuales. La esencia se constituye en su misma esencialidad, por el ser lo que es, de ahí que el ser mujer es especial por el ser y por lo que es. “Las cosas en su singularidad son bellas según su propia razón, es decir según la propia forma… todo participa de la belleza y el bien, puesto que cada cosa es bella y buena según su propia forma (In De div. nom, IV, lect.5).

Qué podemos decir de la mujer que realmente es bella por su forma, hermosa por cada parte que delinea su forma y por todo el bien que hace en la humanidad. Es posible sostener que en el mundo no hay ser humano que no haya tenido un primer día con esa mujer, porque incluso en este caso la realidad se mostraría creada, ¿habría estampado su huella en cada ser? Nadie dudaría que es causa de esa mujer.

El día de hoy he sido testigo de cosas que no habíamos visto desde los días más obscuros, pero al lado del sufrimiento de la mujer he visto heroísmo y donde hay heroísmo hay esperanza. Solo el creador puede realizar el “Tratado a favor de la mujer”, en la conciencia de cada ser humano. Yo como hombre estoy a favor de este tratado para eliminar o reducir el sufrimiento, es por eso que estoy comprometido a poner estas palabras, para asegurar que esta calamidad del maltrato a la mujer se acabe y no vuelva a suceder en ningún rincón de este mundo. 

Firmado al calce.