Legitimidad y legalidad, con participación y evaluación social permanentes. Hay que insistir y repetirlo. No más ineptos y corruptos.
Por
unos días, el escándalo atrae la
atención pública. Indignación y asombro momentáneos, inundan el ambiente, hasta que aparece otro escándalo
y lo desplaza. Entretenimiento y distracción de siempre. Mientras tanto, prevalecen
ineficiencia y delincuencia, dentro y fuera de los gobiernos.
A
partir de resultados , preciso reconocer
y respaldar, a quienes cumplen, avanzan,
y hacen su mejor esfuerzo. Lo bueno vale.
En
todo caso. Precisar logros y avances,
pendientes y retrocesos. Distinguir acierto y error, separar fortaleza
de debilidad. Determinar capacidades, alcances y limitaciones. Indispensable tener presente,
que no hay gobierno perfecto.
Insistir, que el problema no es casual, tiene
orígenes y causas, responsables y
beneficiados. El proceso es conocido y padecido, persistente y recurrente. De ahí, la
importancia de actualizar información, diagnóstico y evaluación.
A instituciones y dependencias de cualquier
gobierno, las debilitan y fracturan, discrecionalidad
y autoritarismo protagónico; corrupción e irresponsabilidad; improvisación y
ocurrencias.
Por
otro lado. La comodidad del desinterés individual y colectivo, convierte al “no
pasa nada” en conocida rutina. Al tiempo, “el ahí se va” se convierte en credo
y práctica, de los responsables de hacer cumplir la ley; y también en destino
final, de la atención o preocupación
social.
Todo
ciudadano responsable y activo, debe
gobernar al gobierno, asumiendo, a plenitud
sus obligaciones, deberes, y
responsabilidades, individuales y
colectivas.
Sobre
todo, ante las próximas elecciones a realizar, en donde la delincuencia electoral se hace presente,
haciendo uso y abuso de estructuras y funciones, cargos y atribuciones, para
obtener de ventajas y beneficios, y
asegurar posiciones oficiales.
Inaceptable
ser indiferente, no hacer nada; o convertirse en cómplice,
o testigo complaciente de
negligencia, ineptitud, corrupción y delincuencia.
Incluso,
en casos, de vacíos o lagunas en las
leyes; o en los de mares y océanos de
negligencia, desinterés e irresponsabilidad, es inocultable que tampoco se hace
nada, favoreciéndose abusos y actividades delictivas.
Si
los mexicanos ganamos y ejercemos el
derecho de elegir; igualmente lo tenemos, para conocer y valorar desempeños y resultados, Saber lo que
hacen (bien, mal o peor) y lo que no
hacen o dejan de hacer. No sólo a través de su obligada transparencia y acceso
a la información; sino también, a su ineludible rendición de cuentas; así como,
a la permanente exposición, evaluación y
escrutinio públicos.
Obligatorio
repetir, que todo gobernante es servidor público y como tal está obligados a
fortalecer el Estado de Derecho, a cumplir y hacer cumplir las leyes
vigentes; e incluso, a proponer su
actualización y reformas.
Oportuno
insistir siempre, que los gobernantes tienen
el deber de aclarar las cosas, de explicar y, desde luego, de erradicar desinformación y opacidad, distorsión y
escándalo, con su apropiado comportamiento, con información veraz y oportuna de su trabajo y
resultados.
Lo
importante es asegurar más y mejores condiciones de estabilidad y paz social.
Empezando por cumplir y hacer cumplir la ley; y en caso de que no exista o
necesite cambiarse, proponer las
iniciativas de reforma o creación de las normas, de los derechos y obligaciones
pertinentes, para que se cubra esta falta.
Oportuno
tener siempre presente: ¿de qué sirven buenas leyes si no se cumplen ni hacen
cumplir?
LEGITIMO,
JUSTO Y CONSTITUCIONAL.
En
toda sociedad democrática y civilizada, en toda acción e intención de gobierno
debe acatarse la voluntad de la soberanía popular; considerando además, que uno de los retos prioritarios es alcanzar, al
mismo tiempo y lo mejor posible,
justicia, desarrollo y bienestar social; así como, garantizar
permanentemente, que todo gobernante sin excepción, realice un
comportamiento apegado a leyes y normas, para dar vigencia plena al Estado
de Derecho. Acción e intención
determinante para garantizar la convivencia civilizada y la solución pacífica
de problemas, conflictos y desafíos.
La
solución es simple y clara, pero no por ello fácil y rápida. Existen siempre, intereses
de por medio, y muchos obstáculos
limitaciones y resistencias.
Para
empezar, tener presente la fuerza y
consistencia de todo consenso democrático. Y además, que no es obligatorio
soportar, padecer y sostener
ineficiencia y mediocridad, ineptitud e
irresponsabilidad; mucho menos
corrupción e impunidad.
Si
un gobierno no funciona parcial o totalmente. Si es malo o peor, la solución es
remediar, corregir y sancionar, no
simular, soportar y padecer; y tampoco, concesionar o privatizar sus servicios,
para beneficiar a unos cuantos.
El
reto es contar con instituciones y
dependencias públicas capaces y eficaces, que atiendan y resuelvan problemas,
no que se conviertan en parte de ellos. Forzoso hacer que quienes gobiernan
(representantes electos, funcionarios y trabajadores) se conviertan, todo el
tiempo y en todas partes, en auténticos
servidores públicos, que sirvan en el mas amplio sentido de la palabra.
Si
ganamos y ejercemos el derecho de elegir
a los representantes y encargados, igualmente tenemos derecho de revocar y
evaluar permanentemente; y de conocer
sus desempeños, lo que hacen (bien, mal
o peor) y lo que no hacen o dejan de hacer.
Urgen
gobiernos legítimos; fortalecidos en eficiencia
y efectividad, en confianza y representatividad social, no en ineficiencia y
rapacidad, de corrupción e impunidad.
Mejorados,
a través de su obligada transparencia y
rendición de cuentas; y también, sometidos a evaluación y participación social.
Importante
exigir y recordar, que son los primeros obligados en fortalecer el Estado de
Derecho; en los hechos, cumplir y hacer cumplir las leyes vigentes; e incluso,
proponer su actualización y reformas.
Al
respecto, oportunas palabras de José Martí: “... En el mundo ha de haber cierta cantidad de
decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin
decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos
son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los
pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres
van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana…”
Libertad,
dignidad, decoro….
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH