Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Cuando en junio de este año Emilio Cárdenas Escobosa
tomó protesta como presidente del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del
Sistema Estatal Anticorrupción (SEA), dijo que lucharía por lograr que la
impunidad no fuera la característica vinculada al desempeño de los servidores
públicos de Veracruz. “Ni allá afuera ni aquí adentro se permitirán actos de
impunidad”, me dijo en su oficina un mes después de su toma de protesta.
Y algo que se parece mucho a un lesivo acto de
impunidad con su buena dosis de corrupción, se cometió en el propio CPC, es
decir, dentro de la dependencia que encabeza Emilio. Te cuento lector.
El 25 de octubre llegó a las oficinas del SEA, un
escrito dirigido a Emilio Cárdenas donde le dicen que hay una queja ante la
Comisión Estatal de Derechos Humanos puesta por una trabajadora del SEA que
dice en su parte medular: “Por este medio hago constar que he sufrido de
violencia laboral y sexual por parte del Secretario Técnico en turno, el
maestro Carlos Quiroz Sánchez”.
Carlos Quiroz obviamente negó los hechos y propuso a
Emilio: “Manejemos esto entre tu y yo”. Cárdenas Escobosa se opuso rotundamente
y puso del conocimiento por escrito a los miembros del Comité Ciudadano.
En esas estaban cuando llegó otro oficio para Emilio
donde le informaban que una de las abogadas del SEA, acusaba también por el
mismo motivo a Carlos Quiroz Sánchez, pero no ante Derechos Humanos, sino ante
la Fiscalía Especializada en delitos contra la Mujer.
Es decir, dos casos de violencia laboral y sexual denunciados
por dos mujeres en contra de un presunto depravado llamado Carlos Quiroz
Sánchez.
Mientras Emilio armaba su informe, Carlos Quiroz se
movió y lo acusó de corrupción, nepotismo, enriquecimiento ilícito y hasta de
carecer de título universitario. Dijo que todo era una sarta de calumnias
orquestadas por Cárdenas Escobosa y de ribete le corrió sin causa justificada a
nueve trabajadores.
Emilio dio a conocer el hecho a los miembros del
Órgano de Gobierno que son seis: la titular del Orfis, Delia González Cobos; la
representante del Consejo de la Judicatura, Carla Rodríguez; el Fiscal Anticorrupción
Alfredo Corona; el presidente del Tribunal de Justicia Administrativa, Pedro
García; el presidente del IVAI, Rubén Mendoza y la Contralora General del
estado Mercedes Santoyo. Es decir, seis autoridades de alto nivel que le
manifestaron su apoyo y lo invitaron a seguir con el caso hasta sus últimas
consecuencias.
Emilio convocó a una sesión para este lunes con un
solo punto en la agenda, la remoción del presunto acosador mientras se arregla
su situación jurídica.
Sale pues manito, nos vemos el lunes y tu tranquilo.
Esto es un asunto muy delicado, qué bueno que convocas porque esto no puede
estar pasando ni se debe permitir.
Y que llega el lunes. ¿Y qué pasó?
Que los miembros del Órgano de Gobierno determinaron
no remover a Quiroz Sánchez en tanto no se concluya la investigación por los
presuntos delitos de acoso sexual y laboral. Es decir, en lo que investiga la
Fiscalía (que se puede tardar lo que resta de la actual administración) el tipo
seguirá cobrando puntualmente sus quincenas y acosando a quien se le pegue la
gana.
Hecho unas pascuas el presunto hostigador dijo estar
de acuerdo en dejar atrás “la denostación y la calumnia” y agregó: “Me someto a
la decisión de las instituciones correspondientes (…) y quiero dejar cerrado
este capítulo mediático, ya no le quiero echar más sal a la herida…”
Si no le quisiera echar más sal a la herida
presentaría su renuncia y se iría. Hay evidencias de que es lascivo hasta con
la mirada además de soez y barbaján con las mujeres.
Y sin embargo se queda.
Al negar los señalamientos que le imputan, Carlos
Quiroz Sánchez muestra su cobardía y su falta de hombría porque sabe que no son
un invento, sino acusaciones sólidas de al menos un par de mujeres agraviadas.
Pero el señor seguirá en el puesto porque es miembro
activo de la 4T que todo lo perdona y purifica.
En los cafés se comenta que es protegido de la Contralora
Mercedes Santoyo que quiere meter a su gente en el SEA y Quiroz Sánchez está
comprometido con ella en ese renglón. Ya corrió a nueve trabajadores, pero como
le prometió veinte plazas irá por once más.
En el caso de Emilio Cárdenas, es casi seguro que en
unas semanas presente su renuncia. Quienes lo conocen avalan su conducta, su
honradez, su honestidad y su calidad humana. Saben que no es corrupto ni
ladrón. Y quizá esos sean defectos a los ojos de la 4T que lo que quiere son
funcionarios sumisos sin importar que sean transas, ineptos o acosadores
sexuales.
Y Emilio Cárdenas Escobosa no entra en ese esquema.