- Una guía del periodismo ético en Iberoamérica
- La tecnología digital llegó para cambiarlo todo
- El choque de culturas que transforma nuestras vidas
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
El pasado domingo falleció en su natal Colombia el
periodista Javier Darío Restrepo a quien la fundación Gabo -en la que era
maestro- calificó como un “Pilar y guía en el ejercicio del periodismo ético en
Iberoamérica”, por ello es que consideramos interesante compartir en este
espacio algunos de los conceptos mencionados en su libro Ética Periodística en la
Era Digital
Dice Javier Darío Restrepo que la Tecnología Digital se
metió en la agenda de los periodistas y llegó para cambiarlo casi todo,
especialmente nuestro modo de mirar y ejercer la profesión.
Todo lo anterior significa la otra grave novedad del siglo
XXI: un choque de culturas que está transformando nuestra manera de ser y de
vivir.
A esto habría que agregar que la revolución digital llegó
sin que las reglas del juego en lo legal de ese nuevo ecosistema mediático
estuvieran en su lugar. Eso ha creado una incertidumbre que pone en duda la
sostenibilidad de los medios y la libertad de expresión.
La llamada neutralidad de internet aún sigue siendo amenazada
sin que aun los medios hayan desarrollado un modelo de negocios y sin que
existan leyes adecuadas para los nuevos tiempos, leyes que eviten el monopolio
de los medios y/o el internet como plataforma de comunicación. ¿En qué
consistirá esa novedad? ¿Qué debe cambiar y qué debe conservarse? ¿Se impondrá,
acaso, una ética distinta? ¿Será necesario renunciar a los viejos principios y
adoptar otros, a tono y en consonancia con la nueva época?
Luego de las elecciones de Estados Unidos en el 2016, el
Washington Post contrató a 60 periodistas dedicados a investigar la nueva
administración del presidente e la cultura digital ha afectado la manera de
hacer periodismo, como se deduce de la comparación entre el periodista
ciudadano (así se llama a cuantos generan información a través de alguna de las
aplicaciones de la tecnología digital: celulares, tabletas, etc.) y el
periodista tradicional. ¿En qué se diferencian?
➤ Mientras el periodista
ciudadano le dedica a la difusión
de información el
tiempo y la atención
esporádicas de un
aficionado, o de quien cultiva un hobby o pasión por una actividad determinada, el periodista
tradicional está consagrado de tiempo completo a la tarea de servir a las
audiencias mediante una información sobre la vida de la sociedad local, o
nacional, o internacional.
➤ El periodista ciudadano cuenta
lo que pasa con imágenes visuales o sonoras que captan el hecho en el instante
en que suceden. Para el periodista tradicional esa es una parte de la realidad,
la otra: ofrecer antecedentes, contexto, proyecciones, otras miradas y
análisis, es la que en su ejercicio profesional siente que debe servir a la
audiencia.
➤ El periodista ciudadano no
incorpora a sus prácticas
la de confirmar los hechos. Para él
la única verdad es
la que registra su cámara
y/o su grabadora de sonido. El periodista profesional sabe que es parte
importante de su tarea la de garantizar la veracidad de su información; en consecuencia,
da las razones para creer, que resultan del acceso a fuentes plurales y
diversas y de la interpretación de los hechos.
➤ No es parte del trabajo del
periodista ciudadano el hacerles seguimiento a las noticias. Esta tarea, que el
periodista profesional cumple como parte integrante de su oficio profesional,
supone acercamiento a las fuentes y, sobre todo, la visión de los hechos como
parte de un proceso.
➤ Estas diferencias se acentúan cuando el trabajo del
periodista profesional se ve guiado por una conciencia profesional que impone
un talante, o manera de ser personal y profesional; algo radicalmente distinto
de la actitud ocasional y esporádica de quien disfruta de un aparato con los
últimos hallazgos de la tecnología digital La aparición de esta apariencia de
periodismo que es el periodismo ciudadano, ha tenido, sin embargo el buen
efecto de obligar a periodistas y lectores a preguntarse: ¿qué es un
periodista? Las respuestas a esta pregunta han contribuido a una formulación
completa de los elementos de que está hecha la identidad profesional del
periodista. Y cuál es su papel en la sociedad. Contar los últimos sucesos,
disponer de las últimas imágenes de los hechos que suceden, recoger una
reacción frente a los hechos, opinar con los 140 caracteres de Twitter, son
actividades con la que no se satisfacen los requerimientos de la profesión.
Si el periodismo se limita a esas actividades, es una
profesión en vías de desaparición. El periodismo que sobrevivirá es el que,
mediante una información completa, convierte al oyente, televidente o lector en
conciencia de su historia. Esto lo logra el periodismo que hace entender los
hechos porque interpreta, contextualiza, da antecedentes, dirige la mirada
hacia otras maneras de ver los hechos y hacia las consecuencias de cuanto
sucede.
Es un periodismo comprometido y comprometedor, digno y
dignificado que no se limita a ser un espectador distante de la historia de
cada día. Esta actividad supone una preparación académica severa y, sobre todo,
es una manera de ser que la ética forja en las personas. Esta es la más radical
diferencia con el periodista ocasional e improvisado.
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